miércoles, 20 de enero de 2016

“NUESTRA REGLA DE VIDA”

        



La meta de la nueva vida en Cristo es que los hijos de Dios exhiban la “melodía y armonía” de Dios en su conducta. ¿Qué melodía? La canción de Dios de justicia. ¿Qué armonía? La armonía entre la justicia de Dios y nuestra obediencia.

Únicamente andando en la maravillosa ley de Dios podemos estar seguros de nuestra adopción como hijos del Padre.

La ley de Dios contiene en sí misma la dinámica de la nueva vida por medio de la cual Dios restaura Su imagen en nosotros; pero por naturaleza somos perezosos y negligentes, por lo cual necesitamos la ayuda y el estimulo de un principio que nos guie en nuestros esfuerzos.  Un sincero arrepentimiento de corazón no garantiza que no nos desviemos del camino recto. Es más, muchas veces nos encontramos perplejos y desconcertados.  Busquemos pues en la escritura el principio fundamental para reformar y encauzar nuestra vida.

La Biblia es nuestra regla de fe y conducta. La Biblia, por su carácter de libro inspirado por Dios, se constituye para el cristiano en su norma de vida y regla que determina lo que debemos creer y cómo debemos comportarnos. El salmista decía: “Lámpara es a mis pies tu Palabra, y lumbrera a mi camino” (Salmos 119:105). Con esto indicaba que la Palabra de Dios era como una luz que alumbraba el camino por donde él debía transitar, es decir, le indicaba cómo debía conducirse en esta vida. Todos los principios morales, éticos, sociales y demás aspectos que conforman el proceder del cristiano deben estar basados en la Palabra de Dios. Todo debe ser sometido a la pregunta ¿qué dice la Biblia sobre este asunto? De esta manera podremos decir que la Biblia es en realidad nuestra única norma de conducta.                                                            (Juan Calvino – DJMM)

“LA GRAN MENTIRA”






“Todos los caminos conducen a Roma” es una expresión que proviene de la época del Imperio Romano donde se construyeron unos 70.000 kilómetros de vías aproximadamente para comunicar la capital con las provincias, obra  necesario para el control y dominio imperial.

En nuestros días tal expresión ha tomando un tinte espiritual, no importa que camino sigamos, todos podemos llegar a Dios; esta mentira está siendo promulgada como la verdad; en este “adoctrinamiento” religioso encontramos tomando el liderazgo a Francisco I  quien con su discurso ecuménico intenta lograr la “unidad” entre las religiones del mundo.

En su último video subido a las redes sociales lo encontramos en su despacho leyendo lo escrito en una hoja de papel, inicia su argumentación con la declaración que la mayoría de los seres humanos se llaman creyentes y eso debe llevarnos a un dialogo inter religioso en pos de la unidad, luego se enfoca a una mujer que declara creer en Buda, luego un judío que declara creer en Dios, a continuación aparece un sacerdote católico que confiesa creer en Jesucristo y para finalizar aparece un hombre que cree en dios Allah.

Según Francisco los hombres piensan distinto porque son distintos y de maneras distintas buscan y encuentran a Dios porque todos somos hijos de Dios, lo que nos une en nuestras diferencias es el amor.  Esta es la gran mentira de los últimos tiempos, una iglesia falsa contraria a Dios que cree creer en El pero que en realidad está en rebeldía y completa oposición al único Dios verdadero y su voluntad.

El Señor Jesucristo declaró: “Yo soy el camino, y  la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí, si me conociereis, a mi Padre también conocerías” (Juan 14:6-7), solo hay un camino para llegar a Dios, el que Dios mismo a diseñado, su Hijo Jesús, todo otro camino no lleva al Padre sino a la condenación eterna no importa cuánto amor se tenga. No creas la gran mentira de  nuestros días.                   D.J.M.M 

domingo, 3 de enero de 2016

PROMESAS Y COMPROMISOS



El telón del 2015 ha caído, atrás quedaron los monigotes, los disfraces, las cenas, los juegos pirotécnicos, el testamento y las viudas que lloraban la partida del viejo,  junto con ello aparecen recuerdos de lo bueno y lo malo que vivimos.

Iniciamos el 2016 y lo más seguro es que muchos planes, promesas y desafíos fueron planteados,  de todos ellos la gran mayoría por no decir todos radican en nuestra capacidad, en nuestra actitud pro positiva, en  nuestro esfuerzo, pero nos olvidamos que el Señor Dios Todopoderoso, nuestro Redentor dice en su Palabra: “Porque yo se los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis” (Jeremías 29:11).

Una oración puritana al iniciar el año nuevo declara:
“Oh Señor, dame una gracia que anteceda, siga, guíe, sustente, santifique y ayude a cada hora, para que no esté lejos de ti ni un solo instante, sino que confíe en tu Espíritu para que proporcione todo pensamiento, hable en cada palabra, dirija cada paso, prospere toda obra, edifique cada grano de fe, y haz que desee proclamar tu alabanza, dar testimonio de tu amor, y propagar tu Reino.  Boto mi barco en las aguas desconocidas de este año, contigo, oh Padre, como mi puerto, contigo, oh Hijo, como mi timón, contigo, oh Espíritu, soplando en mis velas.  Guíame hasta el cielo con mis lomos ceñidos, mi lámpara encendida, mi oído abierto a tus llamados, mi corazón lleno de amor, y mi alma libre.  Dame tu gracia para santificarme, tus consuelos para alegrarme, tu sabiduría para enseñarme, tu diestra para guiarme, tu consejo para instruirme, tu ley para juzgarme y tu presencia para esforzarme.  Que tu temor sea siempre mi reverencia y tus triunfos mi único gozo”                D.J.M.M