El Señor ha instituido dos sacramentos
para el fortalecimiento de la fe de sus hijos, el Bautismo y la Santa Cena, no
podemos poner uno sobre el otro, los dos tienen el mismo valor, pero la Santa
Cena subraya otro aspecto de la fe: La comunión con el Autor y objeto de la fe,
el Señor Jesucristo.
En la Santa Cena el creyente confiesa
su fe y celebra en el sacramento la comunión con el Salvador y Dueño de la mesa. El pan de la Santa Cena señala el cuerpo de
Cristo, por ello es “partido” señalando de esa manera el cuerpo de Cristo
sacrificado en la cruz del Gólgota.
Este pan es repartido entre los creyentes
lo que señala que lo que hizo Cristo en la cruz lo hizo para cada creyente y al
mismo tiempo esta comunión entre Cristo y Su iglesia hace que haya comunión entre
los hijos de Dios. Luego el pan es
comido y gozado, señalando a Cristo quien es el verdadero alimento de la fe. Podemos contemplar cuanta riqueza hay en la
señal del pan.
El vino señala la sangre de Cristo que
fue derramada en el Gólgota, al ser servido entre los participantes señala la
limpieza y purificación espiritual que tiene eficacia en todos los hijos de
Dios y al ser compartido el vino señala a esa comunión de los hijos de Dios con
Cristo y la de los santos entre sí.
(1 Corintios 11:28). (H. Hoffman - DJMM)