En los últimos años se ha experimentado
un “resurgimiento” de las doctrinas llamadas reformadas dentro del pueblo
evangélico, cada vez es mayor la influencia que predicadores como: MacArthur,
Piper, Sproul, Washer, Driscoll, Lawson, De Young, Chang, Mohler, Michelen
entre otros están teniendo sobre una
generación que ha vivido envuelta en el evangelicalismo tradicional.
Este movimiento ha rescatado la autoridad de las Escrituras, la Soberanía
de Dios, la salvación por gracia, y muchas otras doctrinas que como si hubieran
sido botadas al tarro de basura, ahora son hurgadas por jóvenes hambrientos que
vivieron alejados de la verdadera religión y la piedad, aunque asistían
semanalmente a la iglesia.
Todo esto parece muy bien, y podemos
incluso decir que bien cuantas iglesias están tomando la perspectiva
“reformada”, no es de extrañarse el encontrarse con iglesias Bautistas
Reformadas, iglesias Pentecostales Reformadas o Iglesias Adventistas
Reformadas, iglesias que han adoptado las doctrinas de la gracia en su
declaración de fe.
Ante el “boom reformado” surgen
inquietudes al mirar el comportamiento de estas iglesias y su miembros: Algo
común a todas ellas es el hambre por escuchar, cientos por no decir miles asisten a
conferencias, a talleres, todos ellos
ávidos de oír estas “nuevas” verdades, pero tristemente cuántos de ellos
están profundizando su conocimiento por
medio de un estudio formal de las Escrituras.
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